
Los padres de Abby, de 16 años de edad, también disfrutan de estar cerca de los animales por lo que no parece molestarles cuando Hammy, la ardilla, se traslada al cabello de Abby.
Hammy parece estar lo suficientemente feliz para quedarse allí y ver el mundo pasar.
Y Abby tiene constantemente el pelo recogido en una cola de caballo para que cuando la pequeña criatura decida tomar un descanso tenga donde hacerlo.