Los loros pueden imitar con gran expresividad y aprender con precisión el habla humana y los sonidos de su entorno. La cuestión ahora es ¿comprenden lo que dicen o repiten por repetir?
Su habilidad para imitar y repetir con gracia una multitud de sonidos es su siringe, una caja ósea, formada por anillos ensanchados y fusionados, situada donde la tráquea se divide para formar los bronquios.
Según su complejidad, será más o menos sofisticado su canto. La mejor la tienen las aves cantoras, como los jilgueros o los canarios. Otros ni siquiera tienen. Pero los loros cuentan con una siringe modesta que les permite hablar.
La psicóloga Irene Pepperberg trató de demostrar que estos animales no solo repiten palabras sino que son capaces de entender su significado. Ella tiene un perico llamado Alex que compró en una tienda de mascotas en 1977, cuando éste tan solo tenía un año.
Durante 30 años Alex logró identificar los nombres de 50 objetos, conocía 100 palabras, distinguía colores, formas y cantidades del 1 al 6.
Se podría decir que su inteligencia era comparable a la de un niño de cinco años.
No todos aceptaron las conclusiones de Irene, por lo que se afanó por demostrar que tenía la razón intensificando sus horas de practica con Alex. Sin embargo, para Alex el estrés fue mucho y murió en el 2007, a sus 31 años, joven tomando en cuenta que los loros suelen vivir hasta los 50.
Con todo, para Irene los loros poseen inteligencia. Basta decir que las palabras de despedida de Alex fueron: “Sé buena. Hasta mañana. Te quiero”.