06 de marzo de 2012: Adán Spencer, de 23 años decidió viajar con su pareja por América del Sur, pero su viaje de ensueño se convirtió en una pesadilla cuando comenzó a desfigurarse por una herida llena de pus, en el rostro.
Spencer estaba siendo devorado por un parásito ‘come carne’ y, con consecuencias potencialmente fatales.
Spencer y su novia Shalynn Pack, de Veneta, Oregon, se encontraban en medio de un viaje por América del Sur, en el Camino del Inca de Machu Picchu en Perú.
Fue después de dos meses cuando Spencer notó una mancha en su rostro mientras cruzaban las planicies de sal bolivianas.
El joven explicó que: “Se endureció casi como una costra, al principio no le di importancia, pero se iba haciendo más grande y más grande, de color rojo y la herida se iba abriendo y brotaba pus”.
Spencer, fue a un médico local, quien le dio antibióticos, para curar la misteriosa enfermedad.
Fue vendado, le aplicaron una inyección, le dieron pastillas y una pomada pero se dio cuenta de que su rostro estaba cada vez más hinchado.
Al volver a su casa de Oregón, Spencer vio a su médico de cabecera, Stephan Ames de Thurston Clínica Médica, de Springfield, quien manifestó que “Adán entró con una herida en el lado derecho de su cara. Fue firme, pero suave y pesado en el interior. Me preocupaba que era una infección por estafilococo (causada por la bacteria estafilococo), que puede infectar múltiples órganos y puede causarle la muerte”.
Spencer estaba tratando con una enfermedad potencialmente fatal.
Los estudios no mostraron evidencia de una infección por estafilococo y la herida desagradable siguió creciendo.
La pareja del joven dijo que “No sabíamos cuando se iba a detener. Invadía su rostro, era bastante aterrador”.
Un día antes de una cita con un especialista, Spencer descubrió que no podía tragar y su boca se sentía como un papel de lija.
El doctor miró dentro de su boca con una linterna y vio grandes grumos blancos, en la parte posterior de su garganta.
Adan Spencer explicó que “Fue aterrador. Yo tenía miedo que afectara a la voz y pensé que me estaba viendo morir”. “Me sentí como si mi cuerpo se estaba viniendo abajo”.
William Muth, de la Clínica de Enfermedades Infecciosas Samaritano en Corvallis se dio cuenta de que la herida podría ser la leishmaniasis muco-cutánea, causada por la Leishmania organismo (un parásito unicelular). El parásito se alimenta de la carne y se multiplica causando dolores horribles en la piel.
El doctor encontró un ganglio linfático inflamado que se encuentra a un lado del cuello que indica que la infección se extiende, podría llegar a la nariz, a los ojos y al final lo matan.
Finalmente, después de un tratamiento de 21 días el parásito – que había sido transmitido en su piel por la picadura de un mosquito minúsculo situado en la Amazonía, finalmente se fue, pero Spencer todavía tiene una cicatriz.