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En 20 años se podrán revivir especies extinguidas como el mamut, según los expertos


La idea de revivir especies extinguidas que Steven Spielberg plasmó en ‘Parque Jurásico’ cada vez está más cerca. No con dinosaurios, pero sí con animales como el mamut y el tigre de Tasmania. Algunos expertos avanzan que en 20 años tendrán a punto la técnica.

La eficiencia para clonar especies vivas en la actualidad es extraordinariamente baja. Tanto en ovejas, como en vacas o en conejos, los experimentos rondan porcentajes de éxito de entre el 1% y 3% de las tentativas. No era de extrañar que el primer bucardo rescatado por el ADN muriera nada más nacer. “La clonación del bucardo sirvió para demostrar que el material genético que tenemos guardado tiene capacidad para originar bucardos vivos mediante técnicas de clonación”, aclara Folch. Para ello, las madres receptoras de los embriones así clonados –madres de alquiler– deben estar próximas genéticamente a la especie extinguida, con un periodo de gestación similar.

Al igual que el tigre de Tasmania, el bucardo desapareció por la presión humana. Por tanto, ¿existe una obligación moral por parte de la ciencia para tratar de devolverle la vida como especie? “Yo creo que éticamente es correcto intentar clonar el bucardo, aunque no es urgente”, responde Folch. “Puesto que sabemos que el material genético guardado es válido, podemos esperar a que la técnica sea más eficiente y barata”. Para este experto, lo urgente es dedicar fondos para conservar el material genético, células y tejidos, de especies en peligro de desaparición en todo el mundo, con objeto de desarrollar “programas de conservación basados en la clonación”. En el futuro, no lo duda, las técnicas mejorarán su rendimiento.

De forma paralela, la tecnología para secuenciar ADN fósil ha evolucionado de una forma tan espectacular en estos últimos tres años, que, sin temor a caer en el sensacionalismo, podemos afirmar que el escenario de Parque Jurásico –la clonación de animales prehistóricos– se acerca poco a poco al mundo real: el mamut lanudo. A finales del año pasado, el biólogo Stephan Schuster, de la Universidad de Pensilvania (EE UU), asombró al mundo al presentar la secuencia casi completa de este popular paquidermo, tomada literalmente por los pelos del largo abrigo del animal. “Se pensó que era imposible secuenciar su genoma, pero ha habido un cambio en el paradigma. Entre 2005 y 2006 la gente empezó a pensar que era posible, y el pasado invierno mostramos que podría lograrse a la escala de un genoma completo. Ahora, mientras hablamos, estamos acabando la secuencia con un nivel de fiabilidad como el de cualquier genoma moderno”.

El logro del equipo del doctor Folch al clonar al bucardo fue posible en parte debido a que se disponía de núcleos de ADN (organizados en torno a los correspondientes cromosomas) para ser usados como donantes. Los genéticos tienen que aprender a convertirse en constructores de cromosomas, pero ya se dan los primeros pasos. El genético Craig Venter logró un impacto mundial hace pocos años al presentar el primer cromosoma artificial de una bacteria con todas las especificaciones listas para funcionar. Así que, para Schuster, la cuestión no reside en si se podrá lograr, sino cuándo. “Quizá en cinco años se disponga de la tecnología que ahora no tenemos. Yo me siento optimista”. Y sin querer proyectar fechas y plazos, la pregunta es: ¿deberíamos hacerlo? “No creo que tengamos una obligación moral, pero si alguien me pregunta si pondría objeciones a hacerlo, le diría que no. Un mamut no es una bacteria peligrosa, ni proliferaría por todo el planeta como si fuera una peste como los conejos traídos desde Reino Unido a Australia”. El escenario ecológico de los mamuts sigue siendo Siberia, un lugar deshabitado. No es una locura pensar que algún día de este siglo el hombre coloque mamuts allí de nuevo.