Según el diario británico The Sun, un guardia de seguridad estaba tan desesperado por el dolor que le provocaba una verruga en su dedo que intentó sacársela de un disparo. La intevención hubiera sido exitosa por completo de no haberse volado gran parte de su pulgar con el escopetazo.
Como si esto fuera poco, Sean Murphy, de 38 años, fue detenido más tarde por posesión de un arma de fuego ilegal. El hombre, finalmente, salió en libertad cuando un juez se apiadó de él luego de notar la preocupación del infortunado sujeto por el crecimiento, desde hacía 5 años, de su fea verruga.
La Corte explicó que Murphy había ido a ver a su médico de cabecera y trató con varias cremas, pero nada podía librarlo de la verruga. Ante el temor que se quede en su dedo para siempre, Murphy tomó la Beretta calibre 12 y disparó a su pulgar.
“No esperaba perder mi dedo cuando disparé el arma, pero pasó y eso fue todo. La verruga se fue y, con ella, la mayor parte de mi dedo”, confesó el "improvisado dermatólogo" británico.
