Los restos corresponden a Sogen Kato, que aparecía vivo en los registros con 111 años de edad, quien se encerró en la década de 1970 en su habitación y se negó a recibir agua y alimentos, pues deseaba convertirse en un "Buda viviente".
De manera reiterada su hija se negó en los últimos años a recibir la visita de las autoridades de bienestar social y del barrio de Adachi, en el noreste de Tokio, que buscaban reunirse con Kato, hasta que la policía ingresó el pasado mes.
Encontraron un cuerpo momificado que las investigaciones determinaron es de Kato, quien de acuerdo a los periódicos encontrados en su habitación, habría muerto alrededor de 1978, indicó un despacho de la agencia Kyodo.
La Asociación mutual japonesa de ayuda a los profesores de escuelas públicas levantó una denuncia por fraude contra la familia del supuesto centenario, pues desde 2004 ha cobrado la pensión de viudez por la esposa de Kato fallecida en ese año.
La demanda, contra la hija, su esposo y dos hijos, quienes vivían en la misma casa donde fue encontrado el cuerpo momificado, es por alrededor de nueve millones de yenes, casi 107 mil dólares.
Este caso ha impulsado a los gobiernos locales japoneses a constatar el paradero de los ancianos, en particular de los centenarios, pues cientos de ellos se han reportado como desaparecidos.
