Cuando empleamos el término "fiebre", a veces no le damos el sentido que deberíamos. Si en estos días hay una cierta fiebre en todo el mundo con el tema de Harry Potter, es que realmente la hay. Pongámonos en la situación: un joven australiano de 21 años que pierde su prueba de compra del último libro de Harry Potter en un lago de Sidney. ¿Qué haces?
Pues lógicamente, te tiras al lago a intentar buscarlo (aunque no sé yo en las condiciones que estaría), al final, sucedió lo que tenía que pasar: el muchacho sufrió una hipotermia y tuvo que ser llevado al hospital. Eso sí, estas historias tienen su final feliz: el médico que le atendió llamó a una librería para confirmar que supaciente tendría su ejemplar de Harry Potter and the Deathly Hallows.
