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El perro que se imagina cristales

Ser perro es un oficio complicado, sino que se lo digan a Rambo, un compañero estadounidense que siempre que salía de casa tenía que esperar a que sus dueños le abrieran la puerta y luego la segunda puerta de cristal. Un día los dueños decidieron cambiar el cristal y dejaron la puerta sin él, y se dedicaron a jugar con Rambo que se creía que había cristal. Desde aquí mi apoyo a Rambo el primer día que decida darle un mordisco en el culo a su dueño.