¿Qué explicación dan los zoólogos a este misterio? Algunos afirman que los monos colonizaron otras partes de Europa en el pasado remoto y que los del Peñón de Gibraltar son los últimos supervivientes. Otros opinan que fueron introducidos por árabes o británicos. Y hasta una leyenda dice que cruzaron el estrecho que divide Europa de África a través de un túnel desaparecido. Cualquiera que sea su origen, ahora son los únicos monos en libertad que existen en Europa.
Estos macacos habitan el pinar que hay en la parte superior del Peñón y, aunque apenas superan el centenar de ejemplares, son “los residentes más famosos de la península”. Pero, gracias a los siete millones de turistas que desfilan por Gibraltar cada año, los traviesos monos cuentan con abundante comida. Aunque se alimentan de plantas, se han acostumbrado a pedir, y a veces a robar, comida a los visitantes. Y eso que las autoridades locales también se encargan de darles fruta y vegetales.
Además del tiempo que pasan comiendo, los monos dedican el 20% del día a acicalarse mutuamente. Tanto los machos como las hembras cuidan de los pequeños y juegan con ellos. Como viven en grupos muy unidos, a veces la tensión genera peleas. Aunque los machos viejos emplean amenazas y gritos para espantar a los más jóvenes, también suelen entrechocar los dientes, un comportamiento poco corriente que parece calmarlos.
Aunque es intrigante el origen de su llegada a Gibraltar, y quizá nunca lo sepamos, todos los visitantes concuerdan en que le dan un toque especial al peñón de piedra caliza que vigila la entrada al mar Mediterráneo. Gibraltar no sería lo mismo sin ellos.